El Código Ético es la «brújula» en la toma de decisiones, las empresas no sólo deberían cuestionarse si pueden hacer algo sino si deben hacerlo

Por supuesto, todas las organizaciones lo tienen, es la forma en que se decide cómo se hacen las cosas fundamentadas en principios y valores.

Tiene como propósito establecer las aspiraciones morales que regulen la conducta de la empresa en todos los ámbitos, afectando a todos los miembros de la misma y generando lo que se conoce como «Cultura Corporativa».

Estos principios se materializan en manuales con el fin de garantizar su efectividad y dar a conocer la cultura e identidad corporativa de manera pública.

El objetivo de esta Ética empresarial es la aplicación de los principios morales y éticos a la empresa y a los negocios, no sólo indicando el cumplimiento de las leyes sino sirviendo de guía para hacer lo correcto incluso en casos en los que no exista norma escrita, ya que siempre hay decisiones que pueden ser irreprochables desde un punto de vista legal pero cuestionables moralmente.

Los términos Código Ético y de Conducta suelen utilizarse indistintamente, pero existen matices que los diferencian. El primero es más general y amplio, recoge los valores y compromisos de la organización y el segundo regula las conductas en más detalle y tiene un enfoque más normativo, aunque generalmente suelen recogerse en el mismo documento.

Las crisis financieras y los escándalos corporativos han incrementado el interés por la ética en el ámbito de los negocios. La incorporación de éstos Códigos contribuirán a prevenirlos y serán un pilar importante en la lucha contra la corrupción, además del valor añadido que aporta la gestión ética a las organizaciones en el mercado nacional e internacional.

El Código Ético es la semilla del cumplimiento normativo «Compliance», pero plantearse lo que está bien o mal, más allá de lo que es legal o ilegal también forma parte de una buena gestión de riesgos.

Rosa Jiménez, responsable del Área Compliance de JRV